15 febrero, 2017

LA COLONIZACIÓN DE LOS RECURSOS DE ANDALUCÍA Y EL PSOE

El Partido Socialista y su rostro, donde se ponga,  es una verguenza ante otros territorios del país. Sólo hay que mirarle las caras a sus miembros panzones, con caritas de tontos crónicos, lacios e inútiles. Tienen como tónica general ser personas de telefonazos y consultas antes de dar un mínimo paso o tomar una decisión por nimia que sea. Ese partido siempre anda con trucos y compras de nuestros líderes de base: los invitan a sus caros eventos insustanciados, les regalan suculentos detalles y unos ligeros abrazos para llevarlo a sus débiles e incapaces equipos. El partido socialista, repleto de Télleces, Naranjos, Cortezas, Caballos, Díaces y Cháveles, - y desde los de abajo hasta los de arriba- son torpes gestores, grandes fulleros y caninos trepas y trabajadores.

Nuestra administración pública llena sus chalés privados y sus tablets de caprichos. Pagamos sus fórmulas políticas y nefastas publicaciones. Son simplemente bultos sospechosos que ponen un sí en tu rostro sin haberte escuchado una palabra. El partido del que hablo, - que no fue mala cuna la de Bellavista donde nace aquí- es el terror que padecemos en cada papel que movemos, cada llamada que tecleamos, cada plato que no vemos en Andalucía. Son la pura complacencia e hipocresía para esa palabra que ni ellos mismos dominan: Ciudadanía.  

Aquel partido, y ya como despedida, es una cuádriga romana de incultos. Cada pata de los cuatro caballos la componen cuatro literatos malos, cuatro artistoides comprados, cuatro televisivos y cuatro empresarios. La ayuda de los periodistas (las) por descontado en los procesos de propaganda vitales. Mientras,  su cuádriga se reparte para babear y filtrar en el proceso de asignación de los trabajos y proyectos que ellos mismos se reparten; pero tranquilos, previa publicación en boletín.


                                                                                                   Amén de los amenes.   Juan.